El ornamento como evidencia del cambio social (Reflexiones sobre el ornamento parte 7 de 7)
Funciones culturales del ornamento
Complementario al artículo Crítica al minimalismo, Reflexiones sobre el ornamento.
Si bien no se puede hablar de una evolución lineal del ornamento, puesto que éste es esencialmente distinto para todas las culturas, sí se puede decir que las características formales del arte, la artesanía y el diseño cambian de la mano del aprendizaje social y el contexto cultural. Torsten Madsen (2010), arqueólogo danés sugiere:
Al estudiar una cultura (…) en algunos casos los vestigios aumentan de tamaño y se
vuelven más ricos con el tiempo, pero en otros, el gran consumo de ornamentos cesa
y al mismo tiempo cambia desde tipos de la calidad superior hacia algunos peores. En
una primera observación, se tiene la tentación de interpretar este cambio como
desintegración cultural y en términos socio-políticos podría ser cierto. (Madsen, 2010,
recuperado: 01/11/2012).
Es decir que puede entenderse la evolución del ornamento desde la cultura, a través de dos perspectivas: el aprendizaje de nuevas tecnologías que permiten su elaboración, y la alteración de su forma, que implica un cambio en el pensamiento creativo.
Las alteraciones vienen de la mano con el desarrollo debido a nuevas tecnologías. En primer lugar, se puede considerar que la presencia de objetos ornamentados es mucho
mayor entre sociedades que han pasado de un estilo de vida nómada a sociedades sedentarias basadas en la agricultura, pues esto permitió adquirir más pertenencias sin necesidad de transportarlas. Tecnologías como el torno de alfarería o los moldes de fabricación para cerámica, aparecieron como producto de una mayor demanda (Taylor, 2010, p. 34). Por otro lado, cuando una sociedad lograba el desarrollo de una nueva
tecnología, era casi inevitable que la noticia se difundiera entre sus vecinos. Así, algunos procesos de fabricación surgen por intercambio de información. Métodos antes desconocidos como la cerámica, la metalurgia, la arquitectura, nacieron para forjar nuevas materias primas aunque en algunos casos, los nuevos procesos sufrieron resistencias.
En cambio si se lo entiende desde su configuración morfológica, se puede ver que en general, la mayoría de patrones ornamentales nacen como imitación de la naturaleza. Mientras en algunos casos estas formas orgánicas tienden a simplificarse creando diseños sintetizados, en otros tienden a acercarse al referente real; esta ornamentación es fitaria o zodaria, dependiendo si representa motivos vegetales o animales. Cabe recalcar que en ningún caso se puede hablar de un diseño más evolucionado. Un claro ejemplo de una complejización progresiva, está en los órdenes de la arquitectura griega: dórico, jónico y corintio, en orden cronológico y de complejidad.
Fig. 1: Órdenes de la arquitectura griega.
Cualquier alteración considerable en la forma del ornamento puede llegar a significar un cambio en el pensamiento creativo y asociarse con una variación en la forma de vida, modos de comprensión del universo, adopción o imposición de nuevas costumbres, desarrollo de nuevas destrezas, entre otros factores culturales relevantes. A veces se ven integrados al ornamento conceptos más abstractos, que simbolizan construcciones mentales o normativas sociales, lo que es más notorio en objetos ceremoniales o en la ornamentación de templos e instituciones. Ello no implica necesariamente que los motivos orgánicos desaparezcan, en algunos casos se adaptan a las nuevas formas, o adquieren alguna nueva carga simbólica.
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El ornamento, por tanto, es el más valioso de los excesos.
Ensayo académico
Extracto de tesis de Licenciatura en Diseño Bs. As. 2013 / © Edición especial para Sinergia Lab Quito:2016